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Cómo preparar tu piel para el sol: primer bronceado saludable sin quemarte

Dicen que la primavera la sangre altera, pero lo que realmente se altera en mayo son nuestras ganas de coger color. Y claro, en cuanto sale el sol, ahí estamos buscando ese primer bronceado como si fuera el último del verano.

El problema es que ese moreno rápido tiene truco. Después del invierno, nuestras células que producen melanina han estado de vacaciones, así que la piel llega pálida, sensible y sin defensas. Resultado: te bronceas más rápido, sí, pero también te quemas antes. Y cuando la piel se quema, además del escozor y la rojez, aumentan las manchas, el envejecimiento y el riesgo de problemas más serios a largo plazo.

Antes de lanzarte al sol, prepara tu piel, hidrata a diario con cremas que reparen la barrera cutánea y añade antioxidantes como vitamina C para reforzarla. Y lo más importante: usa protector solar todos los días, aunque solo salgas a la terraza o a pasear. FPS 30 o 50, reaplicado cada pocas horas, y olvídate del “solo me da un poco el sol”.

Después del primer día al aire libre, para el cuerpo; calma la piel con una loción o after sun, evita exfoliar y sigue hidratando bien. Para la cara; una buena rutina hidratante/calmante para recuperar y mascarilla calmante. Un bronceado bonito dura más cuando la piel está sana.

En resumen: el primer bronceado no es para improvisar. Si preparas tu piel y la proteges desde el principio, conseguirás un color natural y duradero sin quemarte ni castigarla.

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